El césped es la alfombra perfecta para cualquier jardín. Por desgracia, suele estar muy descuidado, pero lograr que luzca en perfectas condiciones no es tan difícil.
Elección
Hay más de mil clases de césped, que además de pueden combinar entre sí para obtener mejores resultados. Lo mejor es acudir a un vivero de confianza y explicar el tipo de sustrato (más o menos arenoso, arcilloso...) y su exposición al sol. Las especies más frecuentes en nuestro clima cálido son:
—Bermuda. Muy resistente a pisoteos y etapas de sequía, pero no soporta las heladas. Ideal para zonas muy expuestas al sol. La variedad más fina se suele emplear en campos de golf, la más rústica puebla muchos jardines y campos de fútbol.
—Zoysia. Crece muy despacio, lo que supone menos siegas, es agradable de pisar y resistente. Gusta del sol, pero no soporta mal la sombra. De hecho resiste temperaturas de hasta –10º (amarilleará, pero no morirá).
—Gramón o Gramillón. El más basto, pero capaz de sobrevivir en climas muy áridos y terrenos pobres. Tampoco soporta el frío extremo.
Plantación
—Hay que plantarlo en sustratos ricos que no se encuentren embarrados ni encharcados, sino un poco húmedos.
—Preferiblemente se plantará en otoño, pero cualquier época vale salvo el crudo invierno.
—Escoja un día sin viento, las semillas pesan muy poco y podrían salir volando.
—Distribuya las semillas uniforme y generosamente.
Cuidados.
—Fertilice el césped regularmente, excepto en invierno.
—Segarlo a menudo es imprescindible, pero si se excede perderá fuerza. Retire la hierba cortada.
—Si le falta agua amarilleará. Incremente los riegos.
—Es muy importante airearlo en otoño levantando unos ocho centímetros de tierra con una horca.
El hombre bueno
Hace 2 años
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