El pulgón es una plaga muy común en cuanto llega el calor que afecta tanto a plantas de exterior como de interior (es perfectamente posible que una hembra alada se introduzca por una ventana abierta). Los pulgones se propagan muy rápidamente, y pueden ser de muchos colores: negro, amarillo, verde, naranja... Miden entre uno y tres milímetros.
El pulgón provoca distintos tipos de daños. Al chupar la savia provocan un decaimiento de la planta, inyectan una toxina que hace que las hojas se enrollen y encrespen y segregan un jugo azucarado que hace que las hormigas acudan y que proliferen los hongos.
Es muy importante una pronta detección para culminar su exterminio con éxito. En el mercado hay muchos insecticidas que los combaten. Los mejores son los sistémicos, que son los que pasan a la savia, con lo que el animal muere al chupar de ésta. Hay que tener mucho cuidado con estos tratamientos, siguiendo al pie de la letra las indicaciones de la etiqueta.
Pero la forma ideal de combatirlos son las mariquitas, insecto carnívoro muy efectivo que devora larvas y adulto sin perjudicar a la planta y que incluso resultan atractivos a la vista. Hay empresas en España que ya se dedican a la comercialización de insectos en cajas para la lucha biológica, pero aún no está tan extendido como en otros países.
El hombre bueno
Hace 2 años