Con el inicio de la primavera conviene abonar nuestras plantas, para que tengan suficientes nutrientes con los que afrontar la floración y el crecimiento propios de estas fechas. Pero es muy habitual excederse o quedarse corto con la cantidad de abono. Si ha abonado demasiado, percibirá un crecimiento desgarbado y verá como se queman (se tornan marrones) las hojas. Para solventarlo riegue bien la planta permitiendo que el agua sobrante se escurra por los agujeros de drenaje del tiesto. Si en cambio se ha quedado corto comprobará como el crecimiento de la planta es escaso, al tiempo que amarillea e incluso se va secando. Para compensarla, emplee un abono líquido en el sustrato. Si las hojas están dañadas, emplee un abono foliar. En cualquier caso, siempre es preferible quedarse corto. Por último, hay múltiples tipos de abonos y fertilizantes, no todos son aptos para todas las plantas o en todo momento. Déjese asesorar en su vivero o tienda de confianza.
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