Los bonsáis, como las orquídeas, son con frecuencia objeto de regalo que acaban muriendo más pronto que tarde. Por eso, tanto unos como otras tienen merecida fama de delicados. De los cuidados de las elegantes orquídeas ya hablaremos la próxima semana. Hoy toca conocer unas cuantos conceptos básicos para lograr que estos árboles miniaturizados, de origen japonés, sobrevivan.
- Lo primero que hay que tener en cuenta, es que no son una planta que se pueda ignorar durante días. Algo aplicable también a las orquídeas. Requieren una atención constante para saber a tiempo si algo va mal.
- Muchos bonsáis mueren por la falta de riego. Al venir en macetas tan pequeñas con muy poca cantidad de tierra, se seca con frecuencia y necesita agua continuamente. En verano incluso varias veces al día. En la mayoría de los ejemplares es aconsejable el riego por inmersión (sumergir un par de minutos la maceta entera en agua).
- Salvo en algunos casos concretos, como el olivo, hay que regar sin esperar a que el sustrato deje de estar húmedo. Pero jamás debe dejarse agua en la bandeja inferior, o se pudrirán las raíces.
- Es también muy importante pulverizar a menudo el tronco y las hojas. Pero que nadie crea que con la pulverización está regando a la planta.
- Hay que tener muy en cuenta si el ejemplar es de interior o exterior. En cualquier caso, salvo algunas excepciones, suelen necesitar mucha luz, sin sol directo y las heladas, la calefacción y las corrientes de aire son mortales de necesidad.
- Cada dos o tres años necesitará un transplante y una poda de las raíces. Si no es muy ducho, lo más aconsejable es que acuda a algún centro especializado para que lo efectúen ellos.
El hombre bueno
Hace 2 años